LOS TRES ANUNCIOS
DE LA BESTIA

(este estudio es la continuación
de "EL TIEMPO DE LOS CAZADORES")

El “tiempo de los cazadores” de Jeremías 16:16 no viene sin aviso. Es útil estudiar brevemente esos anuncios de un tiempo - breve felizmente - en que el "amor se enfriará" y la violencia y la crueldad campearán sin freno, al que casi le estamos viendo la cara. Pero en ese tiempo venidero, en que el Enemigo se ensañará con los que "guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo", el poder de Dios/Elohim revestirá a los "elegidos y fieles" con Espíritu de consolación y de valor. Es una ley que podemos observar en la historia del cristianismo que cuando mas grande es la oposición, mas el Espíritu Santo reviste con sus dones inefables a los que esperan en Dios/Elohim. "Esperar en Él" es la consigna para estar de pie en los años que vienen:

El primer anuncio fue la Alemania nazi:


Sabemos demasiado de los horrores de esos años para agregar mas palabras. Una persecución asesina se ensañó con la parte explícita de la descendencia de Israel – la “casa de Judá” - provocando el Holocausto Judío. Esos días fueron un terrorífico campanazo del venidero "tiempo de los cazadores" que resonó por sobre los cañones, las sirenas y las bombas de la Segunda Guerra Mundial. El descubrimiento de las bajezas inimaginables de los campos de concentración nos acompañan hasta hoy como un estigma incomprensible de la perversidad a que puede llegar la naturaleza humana descarriada. Ese fue el primer anuncio de la bestia, que tiene todavía replicas y se recicla en los sórdidos movimientos neo-nazis. Salgamos rápido de estos recuerdos y vamos al segundo:


El segundo anuncio fue el humanismo ateo encaramado
en la educación, los medios de comunicación
y la “industria del entretenimiento”:



Este segundo anuncio no es tan explícito como el anterior pero ataca a la fe en el Resucitado – el Redentor de la descendencia de Israel - de una manera al principio sutil e indolora, pero su veneno va aumentando la dosis sin pausa hasta que hoy corroe todo el cuerpo de la sociedad haciéndola irreconocible. Su antecedente remoto fue el día en que entró en los centros educativos la enseñanza del “evolucionismo” revestido de ropaje científico que sustituyó la dignidad de “imagen de Dios” para el hombre, por la de descendientes de simios producto de una larga cadena de violencia instintiva. Y se nos dijo sin rubor que el hombre se abrió paso hacia la cúspide de la "evolución" aniquilando a los más débiles, así de simple y sin matices. Esta era la “teología” totalitaria atea que precisaba el humanismo. Somos – según esta extraña teología atea – los héroes de una encarnizada lucha sin moral y sin tregua en que los mas fuertes se impusieron, por el medio que sea, a los mas débiles. Por este procedimiento el hombre se encaramó en la cima consagrándose como la mas exitosa de las “evoluciones” de una célula primigenia nacida en una “sopa prebiótica” hace millones de años. Es decir, el hombre – siempre según la extraña visión - fue el mejor y mas exitoso depredador de todas las especies: un “cazador” de la mas alta estirpe en tecnología biológica poseedor de un nstinto brutal revestido de moral relativista.

Y en la década de los 60’, los estragos culturales producidos por esta “teología de la depredación” hicieron que en la mas grande nación cristiana del mundo se prohibiera la oración en las escuelas que era su rasgo fundacional. Era para no ofender a los que por acaso profesaran la nueva “teología” brutal y rechazaran toda religión. El humanismo - la filosofía del hombre por el hombre, sin Creador ni dogma moral - dio entonces un paso de gigante. El camino quedó libre y aplanado de inconvenientes para la aprobación, no mucho mas tarde, de la mas vergonzosa ley de aborto concebible al amparo de la cual se mataron mas de 30 millones de americanos no-nacidos en el vientre de sus madres.


Y con este camino andado el veneno siguió aumentando la dosis y llego su fase mas letal y en los años 80' y '90, la "industria del entretenimiento" ya sin trabas morales, comenzó a producir “héroes” depredadores: el primero, la zaga de “Tiburón”, parece hoy un inocente juego de niños. Pero era apenas un ensayo para otros depredadores mas terribles que aparecerían después cambiando la escala sensorial de nuestros miedos. Y los futuros recipientes de tanta adrenalina fueron acunados por el ritmo disolvente del rock, que fue pasado de un entretenimiento trivial para adolescentes a una parafernalia de sonidos que produce alteraciones de conciencia como el heavy-rock, que es una inyección descomunal de adrenalina no exenta de “visitas” de las tinieblas.

La muerte, lo bizarro y horroroso, lo instintivamente malo que era el hilo conductor de la zaga "evolucionista" se adueño de la cultura popular en una sinergia arrolladora y nos rodeó – especialmente a los mas jóvenes - de un medio ambiente sucio, carente de virtudes en el que el mensaje de la Palabra se hizo cada vez mas inaudible.

Y en este ambiente de desconstrucción y de progresiva alteración de la conciencia hacen su aparición los "hunter" en los juegos electrónicos, en los videojuegos y mas tarde en los juegos de computadora. Y Rambo en el cine inauguró la zaga de los super-"hunter" – esta vez hombres - con potentes e inverosímiles armamentos y dominados por un rencor fuera de control. De nuevo el puro instinto a tope. Y el genero se fue completando y – como los terremotos - produjo varias replicas: la zaga de los Allien y de los Terminator, o los filmes de karate mortal, o los filmes de mega-catástrofes en que el depredador es la naturaleza fuera de sí - tsunamis, meteoritos, naufragios, mega-incendios, huracanes, terremotos - todos impecablemente reproducidos en efectos especiales.

Pero de pronto sucedió lo previsible: toda esta compulsión escapó de la realidad virtual y se derramó como napalm en la piel de la sociedad que los engendró. Y entonces algunos jovencitos - aparentemente "normales" - convirtieron a sus compañeros de clase, o a sus profesores, o a sus padres, o a sus novias, o a quien sea, en su coto de caza particular. Es en este perverso proceso de retroalimentación permanente que nos encontramos ahora. La masacre de Virgunia Tech - la primera en que el asesino no aparecía como "normal" a sus compañeros - fue lo último, pero a cuenta de mas. Los cazadores son ahora adolescentes presos del rencor asesino, íntimamente conectados con la midia que los vio nacer. Los protagonistas de la matanza de Columbines querían que su acción se transformara en argumento de Hollywood. Y Cho Seung-Hui utilizó los instrumentos de la tecnología hoy accesible a todos para grabar sus tenebrosos alegatos y mostrar su odio globalmente en formato digital. Así al final del proceso la violencia se hizo “violencia doméstica” y el instinto descontrolado - ¿el héroe de la evolución recuerdan? - anda suelto en nuestro entorno. El hogar y los centros de enseñanza - nuestra primera y segunda casa – se han convertido en cotos de caza y las presas aumentan.

El tercer anuncio es el 11-S y el terrorismo islámico.

El ataque a las torres gemelas se pareció mucho a un guión de Hollywood. De hecho muchos dicen que se inspiro en un conocido juego de computadora en el que, pilotando un avioncito en realidad virtual se jugaba a pasar con el entre la dos torres gemelas del desaparecido Word Trade Center. Si se erraba en la conducción del avioncito - que era lo habitual – este se estrellaba contra una de ellas y aparecía un “crash” en la pantalla. Este juego y muchos films en ejecución en el momento del mega-atentado fueron discontinuados para que el parecido de los engendros de la "industria del entretenimiento" con la trágica realidad del 11-S no fuera tan chocante y evidente, pero la verdad es que el humanismo depredador desbordado en los medios electrónicos – que hemos analizado antes - fue el que inspiro este audaz golpe que hizo entrar por la puerta grande a los nuevos cazadores: los terroristas islámicos.

Y EEUU, humillado en dos claves básicas de su ser nacional: el comercio mundial y el cuartel general de su formidable poderío militar creado para la defensa de la libertad – palabra vilipendiada en nuestros días - replicó llevando su represalia hasta escenarios tan insospechados y desconocidos en ese entonces como Afganistán. Y luego se volvió a otros ya conocidos como el régimen asesino de Saddam Huseim, en Irak, cuyo primer ataque produjo la inauguración mundial de la guerra on-line. Y los medios electrónicos, mas afinados, osados y sin control editorial, hicieron su fiesta y llenaron las pantallas hogareñas de la crueldad propia de toda guerra, con un concepto de la información desequilibrado que ha descentrado para siempre el planteo racional de la política internacional confundiendo a héroes y villanos.

En la segunda guerra mundial se sabía cuales eran los “buenos” y cuales los “malos”. Hoy ante la percepción atrofiada del telespectador ya no se sabe quien es quien.

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Y estos son los tres anuncios - o preanuncios - de la bestia que se pliegan unos sobre otros, se solapan y se interaccionan en una alarmante sinergia: el nazismo, el humanismo ateo pervirtiendo la cultura y la fe, y el terrorismo islámico. Y esta llamada “tercera guerra mundial” sin límites precisos ambienta un ataque definitivo a la civilización cristiana en su propio reducto. No es extraño que las víctimas preferentes de los asesinos de Columbines y el asesino de Victoria Tech fueran los cristianos y los judíos. Es el reflejo de la mente de las tinieblas que los dominan: atacan a la luz.

Ya se dijo que en Europa hay una sentimiento creciente de “cristianofobia” y para esto no parece que vaya a haber marcha atrás. Estamos acorralados y contra las cuerdas.
Y si EEUU fuera decisivamente debilitado por alguna razón – hay una terrible catástrofe natural pendiente sobre ella, además de una división creciente en su seno que esta corroyendo sus ideales - la opinión publica mundial y una parte considerable de la opinión publica norteamericana se lanzará inmediatamente a la caza de los “cristianos” en todo el orbe, aboliendo toda traza de sus principios en la legislación al toque de tambores de "los avances del siglo XXI”. Volveremos a los días de Nerón. Y la Palabra nos dice que esta embestida incubada en una apostasía global contra la descendencia espiritual de Israel tendrá un líder planetario muy eficiente y convincente: la bestia.


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